Una planta padece estrés cuando siente amenazado su óptimo crecimiento y desarrollo por factores fuera de su control.
¿Qué provoca que una planta se sienta amenazada?
Hay diversos factores que estresan a la planta; los principales son las temperaturas extremas, la falta y exceso de luz, la sequía, la salinidad y la presencia de contaminantes y patógenos.
Hay factores de riesgo, llamados abióticos, que son ajenos al organismo; es decir, cambios en el entorno, como las altas y bajas temperaturas, el exceso o falta de agua, un incremento o reducción de nutrientes en el suelo, un aumento en las concentraciones de metales pesados, salinidad, etcétera.
Las plagas y la intervención animal, vegetal y humana sobre la planta se consideran factores de riesgo bióticos.
Las condiciones ambientales adversas y la falta de agua limitan la productividad de los cultivos. El daño por la falta de agua, que puede ser provocada por heladas, sequías o salinidad, depende de: la temporada, la intensidad y la duración.
¿Cómo reacciona la planta?
Las plantas activan mecanismos de alarma para defenderse; ya sea sintetizar proteínas ante las temperaturas extremas, producir filtros contra la radiación ultravioleta o generar sustancias, como el ácido salicílico en el tomate, ante la invasión de patógenos.
Algunos signos son que las plantas se endurecen, se enroscan o toman una coloración amarillenta, decaída y marchita.
¿El cambio climático es un factor de estrés?
Sí. La alteración en los ciclos hidrológicos provocaría que las áreas húmedas se humedezcan más y las secas empeoren. Con el aumento de la temperatura global, podría haber menos lluvias, pero serán más intensas, lo que llevaría a problemas de inundaciones, de propagación de contaminantes químicos, erosión del suelo, etcétera.
Las altas temperaturas y niveles elevados de dióxido de carbono pueden favorecer el crecimiento de hierbas, las tormentas pueden incrementar el riesgo de padecimientos en las raíces y, en general, el cambio climático puede impulsar el desarrollo de fitopatógenos.
¿Dónde entra el fitomejoramiento?
Las modificaciones al medio ambiente requieren cambios en las semillas de vegetales para garantizar su óptimo desarrollo y capacidad de demanda para un mundo en crecimiento. Seminis dedica años de investigación y esfuerzo, entre 8 y 12 años por variedad, para perfeccionar nuestras semillas de hortalizas con el fin de que sean más resistentes a los cambios ambientales. Conoce más aquí.
Las recomendaciones en este artículo están basadas en información obtenida de las fuentes citadas y deberán ser usadas como una referencia rápida para información acerca de:
http://hortsci.ashspublications.org/content/46/8/1068.full.pdf+html
http://www.fao.org/3/a-i3361s.pdf
http://elpais.com/diario/2007/07/04/futuro/1183500005_850215.html
http://www.ibt.unam.mx/computo/pdfs/libro_25_aniv/capitulo_22.pdf
El contenido de este artículo no debe ser sustituido por la opinión profesional de un productor, cultivador, agrónomo, especialista en fitopatología, y profesiones similares relacionadas con este cultivo específico.